Los mexicanos somos una sociedad muy sensible. ¿Se han dado cuenta como siempre que hay una crisis nacional, el pueblo mexicano se une? No nos vayamos tan atrás, vámonos al terremoto de México en el 2017, tembló muy fuerte, aproximadamente 4000 mexicanos se quedaron sin hogar, más de 400 muertos, imágenes dramáticas que veíamos en las noticias. Como dijo Arturo Aramburu, cadenas humanas entre personas ayudándose mutuamente para remover escombros, sacar a personas, a mascotas, hasta cantar el cielito lindo. Cuando México se cayó en el 2017, los mexicanos se encargaron de levantarlo.
Lo que yo me pregunto es: ¿Porque esperarnos a que pase una catástrofe para unirnos como sociedad y ayudar a los más necesitados? ¿Por qué esperar a que pase una pandemia y que la sociedad entre en crisis? ¿Qué pasaría si el día de mañana no hay comida? ¿De qué es capaz un padre de familia con tal de alimentar a sus hijos? ¿Sabían que 4 de cada 8 personas que viven en pobreza extrema en Baja California no saben que van a comer mañana? O peor aún, no saben si van a comer o no el día de mañana.
Soy Maru Rique, fundadora de FUNDACION BINACIONAL TIJUANA SIN HAMBRE una organización sin fines de lucro impulsada por actualmente 1,200 voluntarios, que nació literal en la cocina de mi casa en Abril del 2020. Empezó como un proyecto pequeño, local, y al día de hoy ha crecido tanto y las cosas se han salido de control que aquí estoy contando nuestra historia. Nuestro objetivo es alimentar a comunidades vulnerables, y formar parte de la lucha que acabe con el hambre en nuestra ciudad. Actualmente operamos una cocina donde se cocinan y distribuyen 2,000 comidas diarias a comunidades vulnerables.
Volvamos a abril del 2020, nos confinamos en cuarentena, primero pensamos que iban a ser 2 semanas, después 40 días, y cuando menos nos dimos cuenta llevábamos 3 meses. La incertidumbre crecía, y nuestra ciudad estaba al borde del colapso. Los pequeños comercios estaban cerrando, negocios como: Escuelas, Cines, restaurantes, desde negocios familiares hasta parques industriales, había despidos masivos, patrimonios que se perdían en un abrir y cerrar de ojos…y mientras todo esto sucedía, la pandemia avanzaba y cada día nos quitaba la vida de más personas.
¿Que estaba haciendo yo en ese momento? Lo primero: cuidar de mi familia, que estuviera bien, para después ver cómo afrontar esta crisis. Se empezaron a crear grupos WhatsApp, por redes sociales, para apoyar a las personas más necesitadas durante la pandemia. Había grupos donde ayudaban a la gente con equipo médico, los famosos tanques de oxígeno que tanto trabajo costaba conseguir. Había grupos donde podías encontrar enfermeros, doctores, medicamentos. Fue cuando me di cuenta de que los mexicanos en tiempos de crisis somos una sociedad solidaria como ninguna en el mundo.
TODOS TENEMOS UN MOMENTO EN LA VIDA DONDE SENTIMOS UN LLAMADO.
La pandemia para mí represento un violento impacto mental en mi vida al hacer algo tan sencillo como abrir mi alacena. Me di cuenta de que antes me quejaba por llegar a la casa y decir ¨no hay nada que comer¨ pero tenía el refrigerador lleno. Ahora si SE lo que es no tener nada que comer. He entrado a cientos de casas, donde toda la familia se comparte una manzana, 1 manzana para todos.
Y aquí les quiero decir esto. La mejor decisión no siempre es lo que hacen todos los demás, para mí, lo más fácil, lo más cómodo, hubiera sido quedarme sentada a ver Netflix todo el día, a esperar que se levantara la cuarentena mientras nuestra Tijuana estaba sufriendo una de las peores crisis. De acuerdo con el banco de México, la pandemia llevo a nuestro país al nivel más alto de pobreza en el siglo. Entonces al ver todo eso, y ver que nosotros éramos de los afortunados que se podían quedar en un sillón, fue ahí cuando dijimos «tenemos que hacer algo».
Y fue cuando conocí EL AMOR EN ACCIÓN.
Empezamos a convocar a nuestros amigos, a que se unieran a una cadena de ayuda por aquellos que vivían al día, y que, sin trabajo, no podían quedarse en casa y mucho menos alimentar a sus hijos. El plan era que cualquier persona al mostraros su prueba positiva de COVID, nosotros los apoyaríamos con una despensa de 20 kilos que les debería de alcanzar para 1 mes. La despensa traía todo lo necesario para que toda una familia pudiera estar en casa encerrados y no tuvieran que salir a la calle, enfermos, a buscar alimento. ¿Quisimos evitar un problema social, porque aquí les vuelvo a preguntar, de que es capaz un padre de familia con tal de alimentar a sus hijos?
Íbamos de comunidad en comunidad y veíamos como los niños se peleaban por una pieza de pan. Por una lata de atún.
Entrabamos a comunidades donde había personas de la tercera edad, que de por sí, es difícil les den una oportunidad de trabajar, ahora imagínense a una persona de 80 años, que vive sola, enfrentando una pandemia, aterrorizada. Era el peor de sus escenarios. NOS TOCO VIVIR UNA GUERRA QUE NO SE LUCHABA CON ARMAS SINO CON FE. Y con fe, logramos movilizar a toda la ciudad.
Todo esto se fue dando rápidamente en un par de semanas. Pero CUALQUIER DESAFIO ES FACIL CUANDO HAY BUENA VOLUNTAD. Empezamos en abril, y en un mes ya contábamos más de 200 voluntarios. TODO ERA UNA LOCURA, PERO CREIAMOS QUE PODIAMOS HACERLO Y NOS UNIMOS.
PARA MI ES IMPORTANTE SIEMPRE LEVANTARSE CON UN PROPOSITO Y HOY POR HOY, PARA MI ES UN HONOR Y UN PRIVILEGIO PODER AYUDAR A LA GENTE CUANDO SE ENCUENTRAN, PROBABLEMENTE, EN EL PEOR MOMENTO DE SU VIDA.
Bien sabe Dios cómo y dónde acomodar a la gente que hace el bien. Y así ha sido todo en nuestra historia.
Hoy todos tenemos la oportunidad de hacer la diferencia. Hoy todos nosotros, los lideres como tú que has tenido la oportunidad de estudiar y ser mejor, nosotros somos los que podemos hacer la diferencia para cambiar al mundo.
En momento de crisis la sociedad mexicana se pone a prueba y Tijuana paso la prueba con Tijuana Sin Hambre.